Los Caballeros deben ser Galahad, dice Arthur Edward. ¿Galahad haciendo cosas?, pregunta Pamela. No, Galahad a caballo, Galahad con el Grial en la mano (Caballero de Copas), Galahad enfrentándose a algún enemigo con impulso fiero (Caballero de Espadas), Galahad por aquí y por allí.
En la primera versión que de los Caballeros hace Pamela y siguendo el poema de Tennyson “Los Idilios del Rey”, dibuja a Galahad sobre un caballo blanco. Es el Caballero Blanco. Hay cuatro caballeros más de colorines: el Bermejo, el Verde, el Azul y en Negro. El Caballero Amarillo se reserva para el rey Arturo. En el poema se narra la historia de Gareth, caballero de la Mesa Redonda, sobrino del mismísimo rey Arturo. Aparece en la corte sin decir quién es. Le contratan de cocinero. Una ‘damisela en apuros”, Lynette, pide a gritos que la salve Lanzarote del Lago del acoso del Caballero Verde. Aparece Gareth en su lugar que vence, en secuencia, a los Caballeros de Colorines. Ella le desprecia porque no es más que un cocinero y no es uno de esos Caballeros de nombre ilustre. En el poema de Tennyson, Gareth termina casándose con Lynette…
Pamela no es muy hábil pintando o dibujando caballos. Revisa los libritos ilustrados de Walter Crane y de Arthur Rackham, los de Audrey Beardsley y algunos cuadros de Everett Millais y de Edwin Austin Abbey. Para los caballeros más exaltados (Espadas y Varas), toma como referencia y homenajea a Walter Crane. Para los más tranquilos, a los prerrafaelitas. No es el único homenaje: la tipografía con la que rotula los Arcanos Mayores es copia de una de Walter.
Pero Pamela ha pensado en dibujar a los Caballeros de Colorines. El Caballero Negro es el más tozudo, obstinado, cabezota y respetuoso con la ley y el orden que existe. El Caballero Negro, en las leyendas artúricas, está tan loco de celos que ata a su mujer a un árbol porque piensa que ha intercambiado anillos con Perceval. Él aparece y la libera después de poner vencer en cruenta lucha al susodicho y explicarle que era un juego inocente: Perceval ya ama a otra.
Pamela, que aprecia a Arthur Edward, aunque es un tipo huraño, uno de esos tipos que solo ve el lado negativo de las cosas, decide retratarlo. Arthur no visita nunca la casa de Pamela o no queda constancia de su visita: en el Libro de Visitas en el que todos sus invitados dejan una firma, un dibujo o un comentario no hay ninguna de Arthur. De hecho, Florence Farr, Yeats, y Stoker, todos miembros de la GD, amigos de Pamela, cuando llegan las crisis de identidad de la hermandad, detestan el puritanismo victoriano de Arthur y lo dejan de lado. Su amistad con Pamela permanece incólume a pesar de que ella sigue a Arthur Edward. Poco después, Arthur abraza la teosofía de Blavatsky, pero dura poco. A Steiner, ese antropósofo, ni lo comprende. Ese Caballero Negro, ese Galahad de Oros es Arthur Edward…
Todos ustedes saben cómo es la carta del Caballero Negro de Oros. Este fragmento de "Los Caballeros de la Tabla Cuadrada" de los geniales Monty Python, describe exactamente quién es, bajo determinadas circunstancias, un Caballero Negro...
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