(El Tarot de Pamela): OCHO DE COPAS


Pamela encuentra en el boceto del que después será el celebrado y secretísimo “Libro T” de Samuel Liddell McGregor Mathers, lo que Arthur Edward no sabe decirle del 8 de Copas:

<< Exito temporal, pero sin resultados ulteriores. Cosas dejadas a un lado tan pronto como se consiguen. Nada dura, ni siquiera el asunto entre manos. Indolencia en el triunfo. Viajes continuos de un sitio para otro. Miseria y pesar sin causa. Búsqueda de la riqueza. Inestabilidad según su dignidad. >>

Pamela hace una ilustración magistral de este párrafo. 

Los colores pueden ser cálidos (amarillo) o fríos (azul). También pueden ser más claros (añadiendo blanco) o más oscuros (añadiendo negro). Arthur Wesley Dow, su maestro en el Pratt Institute, le enseña los principios etéricos del color: 

... El rojo es un color vivo e inquieto, transmite por sí mismo movimiento, pero no posee la ligereza del amarillo, sino que tiene potencia y tenacidad... El amarillo tiene un movimiento excéntrico, hacia afuera; el azul es concéntrico, conduce la mirada hacia adentro. El amarillo aclarado con blanco es señal de liviandad, la energía radiante ha perdido brillo espiritual…. El azul es el color típicamente celeste, que desarrolla en profundidad un elemento de quietud, y que al sumergirse en el negro adopta un matiz de tristeza inhumana, se hunde en la gravedad que no tiene ni puede tener fin... El verde absoluto representa en la escala de los colores lo que en la sociedad es la burguesía: un elemento inmóvil, satisfecho y limitado en todos los sentidos. El verde es como una vaca gorda, sana e inmóvil, que rumiando contempla el mundo con ojos adormilados y bobos. Es esa “miseria y pesar sin causa”. Copas dejadas de lado que han perdido su fulgor y su brillo tan pronto como las ha conseguido. Envuelto en rojo, el Caminante va a la búsqueda de la riqueza. Apoyado en un bastón muestra su inestabilidad según su dignidad…

Pamela ve azules oscuros con el sonido del violoncello o del contrabajo. El verde mortecino es una viola de gamba. Y el amarillo blanqucino son flautines. O las voces de los niños de un coro… O así lo cuenta ella con ocasión de la exposición que hizo en la galería de Alfred Stieglitz en Nueva York... 



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