Los Mitos en el Tarot: APOLO




Cualquier tipo de belleza, cualquier arte, música, poesía o juventud, cordura y moderación, están todas representadas en Apolo. Bajo su aspecto más importante e influyente se puede incluir todo lo que le relaciona con la ley y el orden. Apolo fue el segundo dios griego más importante después de Zeus. Era el dios del sol, de las artes (especialmente de la música), de la profecía y del tiro al arco. Era el justiciero y el que castigaba a los malvados; el patrón de la medicina también podía traer plagas, y era el protector de los pastores. Tanto romanos como griegos lo conocían como Apolo o Apolo Febo (“brillante”, “resplandeciente”, “puro”). Apolo como arquetipo personifica el aspecto de la personalidad que busca definiciones claras, que se siente atraído a dominar una destreza, que valora el orden y la armonía, y prefiere contemplar la superficie que lo que se encuentra bajo las apariencias.

Se le representaba de pie o caminando dando grandes pasos, como un bello joven imberbe con fuerza viril y largo cabello dorado. En su templo de Delfos hay inscritos dos famosos preceptos: «Conócete a ti mismo» y «Nada en exceso». El arco y la lira eran objetos muy apreciados por él y el laurel su planta sagrada.

Zeus tiene una infidelidad con la titánide Leto. Se queda embarazada de Apolo y Artemisa, los gemelos fantásticos. Leto se esconde de la ira de Hera en una isla desierta, Delos. Hera impide a la diosa de los buenos partos, Ilitía (o Lucina para los romanos) asistir a Leto, que soporta nueve días con sus noches de dolor insoportable. El séptimo día del mes, junto a una palmera, nacen en este orden, Artemisa y Apolo. Ambos son arqueros, aunque es Artemisa la que enseña a Apolo el manejo del arco y las flechas. De oro son los de Apolo, de plata los de Artemisa. Los dos hermanos fueron venerados por su pureza, que no hay que confundir con inocencia, y por la distancia emocional y el alejamiento de las cosas. De vez en cuando, ambos desaparecían, ella se escondía en bosques de densidad impenetrable, él en el lejano y frío mundo de los hiperbóreos.

Ambos eran brutales. Niobe, en un acceso de pequeña locura, madre de seis hijos y seis hijas, trata de humillar a Leto diciéndole que es poco fértil. Leto llama a sus hijitos, mira lo que me ha dicho esa bruja, hay que ver.... Artemisa mata a las chicas, Apolo a los chicos. Niobe se transforma en una piedra que llora. En otro caso, Apolo engaña a su hermana para que, sin pretenderlo, asesine a su amante en ese momento, el cazador Orión.

Pero Apolo rechaza el enfrentamiento directo. Artemisa, según cuenta Homero, consideraba que su hermano era un cobarde. Que rehuía de enfrentamientos que pudieran dañar su reputación o de las que no estuviera muy seguro de salir triunfante... Tiro la Piedra y escondo la mano...

Apolo, en el amor, no tiene fortuna. Cuatro de sus amantes han pasado a la posteridad, tres mujeres y un hombre.

Dafne, una ninfa hija del río Peneo, es la primera. Apolo comete la torpeza de reírse de Cupido (o Eros), el hijo de Venus, un arquero que Apolo cree sin puntería. Cupido, en venganza por semejante humillación, clava una flecha de oro en el corazón de Apolo que le hace caer fulminado de amor por Dafne. A ella le clava una flecha de plata que hace que le deteste profundamente y le rechace. Apolo, hijo de Zeus, intenta violarla. Ella pide ayuda a su padre que la convierte en laurel. Apolo siguió amándola. El laurel pasó a ser un árbol sagrado y sus hojas formaron la corona del dios.

La segunda es Casandra, hija de los reyes de Troya. Ella hace un trato con él: enséñame los secretos de la profecía y la adivinación y yo te enseñaré prácticas amatorias del este de Borneo y del sur de Java… Apolo le da lo que pide, pero ella no. Apolo la castiga de la peor forma posible: nadie te creerá aunque siempre aciertes y sepas el futuro de reinos, imperios o repúblicas, nadie, jamás, te creerá… Casandra termina con un serio trastorno mental de difícil curación o sanación…

La tercera es Coronis, bella y deslumbrante mujer, a la que deja embarazada. Apolo no sabe si Coronis realmente le ama a él solo o tiene un harén de hombres esperando detrás de tupidas cortinas de terciopelo iranio, que Apolo se vaya para empezar una orgía tremebunda. Deja una corneja blanca vigilándola. La corneja le revela una verdad, que Coronis no es fiel o no solo tiene sexo con Apolo. Apolo convierte a la corneja blanca en negra y mata a Coronis. Se arrepiente. En la pira funeraria, se abalanza sobre el cuerpo de Coronis en llamas, practica una cesárea de emergencia, salva al bebé nonato, se lo entrega a un gigante, Quirón, para que lo eduque y se va con los Hiperbóreos. Ese niño es Asclepio, el que será dios de la medicina y la sanación.

El cuarto es Jacinto, hijo del rey de Esparta. Apolo se enamora sin necesidad de las flechas de Cupido. Abandona Delfos y se va a vivir con él. Una tarde, están jugando a lanzar un disco de piedra. ¡Uy, qué lejos has llegado Apollo!¡Y tu, Apolla! No, No, Call me by your name!, risas, buen humor, buena vibra, todo cool, cuando Apolo lanza el disco y mata a Jacinto. Un accidente. Apolo se hizo la promesa de que Jacinto sería recordado la eternidad y un día más, así que hizo que de su sangre brotaran jacintos…

Tras esta breve introducción que permite ponernos en situación, voy a por el arquetipo apolíneo… la ley y el orden…. ¡con lo me gusta a mi la ley y el orden!

Aparte del famoso, “Conócete a tí mismo”, en el templo de Apolo en Delfos podemos encontrar más aforismos en el Himno a Apolo, recogido por Guthrie en “Los griegos y sus dioses”:

Refrena tu espíritu. 

Observa el límite.

Odia a hubris (el orgullo).

Que tus palabras sean respetuosas.

Teme a la autoridad.

Inclínate ante lo divino.

No te vanaglories de la fuerza.

Controla a las mujeres.

Apolo no tenía, por sí mismo, el poder de adivinar. Conquistó el oráculo de Delfos, un lugar con una larga historia de adivinación profética. Delfos había sido el santuario prehelénico de una diosa, posiblemente una serpiente. En el mito, Apolo mata a un gran dragón o serpiente llamada Pitón para conseguir el dominio de Delfos. A partir de entonces, Apolo adopta el sobrenombre de El Pitio y a su sacerdotisa, la Pitia o la Pitonisa.

Las médium de Apolo eran un ejército de mujeres que estaban bajo su control y sus poderes de adivinación se atribuían a su comunión con él. En la práctica, el control lo ejercía un sacerdote o intérprete que atendía a las sacerdotisas. Cuando la Pitia entraba en trance, el sacerdote le hacía preguntas y anotaba sus palabras. La respuesta se pasaba a otro sacerdote, que solía ponerlas en forma de poema. El significado de las palabras era oscuro y ambiguo, y el oráculo solía utilizarse con fines políticos o militares... Al pie del monte Parnaso, en la cámara más oculta, la anciana Pitia preparaba en un quemador hojas de laurel, cebada y marihuana (posiblemente Vesta, una indica/ruderalis muy potente) se sentaba en un trípode y entraba en trance. Sibila, como Casandra, aceptó el don de la adivinación pero rechazó a Apolo como amante. Muy tosco, muy alejado emocionalmente, muy superficialmente pornográfico. Esta perturbadora idea de pagar para obtener sexo o, algo que podríamos llamar Pareja, es profundamente apolínea..

En esta cámara interna estaba también el Ónfalo o Piedra Umbilical (la palabra “delfi” significa “útero”). Delfos era considerado el ombligo o el útero de la Tierra y el centro del mundo, mucho antes de que Zeus decidiera marcar el centro del mundo. Zeus el Científico, se hizo esa pregunta de primaria, la de los trenes que van por la misma vía en direcciones opuestas a la misma velocidad y van a estrellarse en un punto, reemplazando los trenes por águilas. Soltadas al mismo tiempo y volando a la misma velocidad, se encontraron en Delfos.

La gente acudía al templo de Apolo por dos razones principales, además de venerar al dios: para consultar su oráculo y para conseguir purificarse tras haber cometido un crimen. Los juristas buscaban consejo en Apolo como intérprete y otorgador de la ley. Y los estados griegos le atribuyeron sus constituciones. Era la divina autoridad de la ley y el orden.

Apolo como arquetipo personifica el aspecto de la personalidad que busca definiciones claras, que se siente atraído a dominar una destreza, que valora el orden y la armonía, y prefiere contemplar la superficie que lo que se encuentra bajo las apariencias. El arquetipo Apolo prefiere el pensamiento al sentimiento, la distancia a la proximidad, la evaluación objetiva a la intuición subjetiva. El hombre que más se parezca al arquetipo Apolo tendrá cualidades que le serán útiles en la vida. Puede tener éxito en una carrera y dominar una forma de arte clásico con más facilidad que la mayoría de las personas.

La mente apolínea es lógica y se relaciona con facilidad con la realidad objetiva. Para él, las leyes de causa y efecto no son lecciones que haya de aprender a fuerza de experiencia y de reprimendas de los padres, sino principios que una mente Apolo parece tener programada desde el inicio. Esa preprogramación es el arquetipo: el niño pequeño que sabe lo que quiere y tiene la voluntad para conseguir su meta está siendo fiel a su naturaleza apolínea.

Centrarse en un objetivo requiere tener un sentido del tiempo futuro, que un hombre Apolo posee. Otros tipos de hombres pueden tener dificultades en fijarse unas metas, pero éste no es el caso de un Apolo. Él sabe adónde quiere ir, lo que quiere conseguir, lo que quiere ganar. No es un soñador. Sus metas son realistas y exigirán esfuerzo. También suelen ser metas visibles para los demás. 

Los años de instituto y de universidad quizás sean donde el arquetipo Apolo existe de una forma más impoluta, en el joven que claramente está marcado por el éxito y que todavía no ha sufrido heridas emocionales, ni ha tenido demasiadas oportunidades de aprender la humildad o la habilidad para reconocer un error y corregirlo.

El arquetipo del Hijo Predilecto aparece como alguien que no sabe lo que es el dolor ni el esfuerzo. Su tendencia a distanciarse mentalmente del sufrimiento ajeno y de estar desconectado de sus propios sentimientos hace que esto sea así.

Apolo toca la lira. Pero en sentido literal. Es músico. Su música, dice Homero, era clara y pura, cristalina. Pop melódico, algo étnico mainstream, Bach. La música apolínea se aleja de la donisíaca, esa que expresa caos, éxtasis, turbulencia, diversión, inverosímiles historias de amor de una noche… La pureza de la música que es como las matemáticas superiores, que aporta armonía a través del tiempo y mide y eleva el espíritu. Los infalibles instrumentistas de élite están en Apolo; los genios del instrumento en Dionisios...

Apolo dio a las ciudades sus instituciones legales, interpretó la ley, abogó por el orden y la moderación, proporcionó la estructura para que la comunidad trabajara conjuntamente y los medios para arreglar las disputas. El pacificador. El Justiciero. El hombre de la ley. Apolo está seguro de cómo han de ser las cosas, qué es lo que se puede permitir y qué se debe prohibir. Reglamentar hasta la vida privada.

El justiciero y el músico expresan este instinto del arquetipo hacia el orden y la forma. Se siente incómodo en los pantanosos y sinuosos terrenos de la interdependencia afectiva y emocional, entre las selvas húmedas, esa vegetación envolvente, perpendicular… Las normas, las leyes, los reglamentos, los horarios, las planificaciones, las agendas, los despertadores, los relojes precisos y exactos, los aparatos de medida y de precisión son las herramientas de Apolo para dar forma al caos...

La capacidad de ver las cosas de una forma racional o espiritual, apelando a misticismos de Nueva Ola o a conexiones cósmicas dignas de un boddhitsava, alejándose de la respuesta emocional inmediata, es una característica del arquetipo Apolo. Este don predispone a las personas apolíneas a responder a su propio sufrimiento emocional distanciándose de estos sentimientos y dirigiéndose “hacia el cielo” mediante la comprensión intelectual, una práctica espiritual con atención plena o repitiéndose sus preceptos. Los que temen amar a otro ser humano pero no temen amar a una entidad imaginaria, están todas aquí. Lxs Apolo son fácilmente reconocibles por el uso masivo e indiscriminado del palabro “conciencia” o “consciencia”…

Había un remoto mundo espiritual respecto al dios Apolo que está relacionado con el mundo de los misteriosos hiperbóreos. El mitólogo W. F. Otto observó que cuando Apolo nació, Zeus le dio un carro tirado por cisnes con el cual no se dirigió a Delfos, sino al reino de los hiperbóreos, con quienes se quedó un año. A partir de entonces solía ir periódicamente a “esta bendita tierra de luz” durante una parte del año. En la actualidad, la importancia que se da a los mundos de luz en la corriente de la Nueva Era nos recuerda de nuevo la imagen de Apolo y de los hiperbóreos. Hoy en día, ese “reino septentrional más allá de las montañas” visionado por los griegos como la tierra de los Hiperbóreos, se ubica en la constelación de las Pléyades o en otra dimensión. El aspecto del Apolo hiperbóreo se asemeja al mundo de los infiernos de Hades. En el plano psicológico, tanto si ese remoto lugar es un mundo estelar, subterráneo o un mundo de matemáticas superiores, el efecto es el mismo: conduce a sentimientos de aislamiento de los demás y a desaparecer periódicamente de este mundo para adentrarse en el otro.

El papel de Apolo como hermano es su designación más significativa dentro del entorno familiar, en el que se hace hincapié en la rivalidad y la amistad fraternal en su relación con su hermano menor Hermes, el dios mensajero, y con su hermana gemela, Artemisa, diosa de la caza y de la luna.

Como arquetipo del Hermano y del Hijo Mayor Predilecto, Apolo predispone a los hombres a formar parte de un equipo en un proyecto conjunto. Encaja fácilmente en el papel de un hombre corporativo, un hombre de empresa, que puede ser el segundo en el mando sin sentir resentimiento o tener roces, como le puede suceder al hombre que es el arquetipo del Padre o de Zeus/Poseidón, que necesita poseer su propio reino. También le resulta natural trabajar con mujeres competentes o competir contra ellas. Apolo, como competidor, participa en el toma y daca de la política, así como en los deportes, y, por lo general, no guarda rencores. A causa de su distancia emocional puede participar en la política como si fuera un juego e irle bien contra otros que se han quedado atrapados emocionalmente en ella. Sin embargo, puede que no llegue a la cima porque parece prudente y no propicia que los demás le vean como al jefe. Apolo fue el segundo dios más importante después de Zeus.

Apolo, cuyo aspecto físico de virilidad y nobleza le dio el aspecto de un aguerrido y musculado héroe, era contrario a representar dicho papel. No se dejaba involucrar en duelos ni en disputas Uno-a Uno, algo bastante común en tiempos de los dioses, ni participaba intencionadamente en peleas. Apolo tiene tendencia a mostrar serenidad y calma. Es el general que organiza las tropas que deberán conquistar una colina al sureste de una isla infectada de mosquitos mientras agita un cóctel. Es el que no muestra la menor empatía por todos los que van a caer, en la mente Apolo solo la victoria es interesante y las bajas no son más que un número. No responde a provocaciones con facilidad. Ni siquiera cuando su hermana le llamó cobarde logró arrastrarle al combate. Apolo valora la prudencia, evita el peligro físico, no se deja llevar por las emociones y prefiere ser un observador.

En este sistema cultural, las características de Apolo se cultivan vigorosamente desde que el muchacho es un niño. Desde antes de ir al parvulario hasta que se convierten en adultos serios y responsables se espera que las personas se expresen verbalmente y con lógica. Las lecciones de causa y efecto se repiten en la vida cotidiana y en la ciencia. Las buenas notas y las buenas impresiones se consiguen hoy para subir un peldaño más en el futuro. En la mayor parte las escuelas, cada nota suele promover los valores y las características de Apolo.

A pesar del énfasis en desarrollar las cualidades apolíneas, si hay otro arquetipo que predomina en la persona, la necesidad de desarrollar conscientemente a Apolo surge sólo en la etapa adulta. Para desarrollar las características de Apolo, una persona puede buscar ayuda para que le enseñen a organizar el tiempo, a administrar su dinero o su trabajo. La ayuda necesitada también puede ser más específica, como por ejemplo saber escribir un Currículum Vitae. Sea cual sea la tarea, en el reino de Apolo, la educación y la práctica es probable que le conduzcan al éxito. Un experto siempre parece estar dispuesto a enseñar cómo aprender algo sistemáticamente, dogmáticamente, memorísticamente. No esperen grandes momentos de inspiración poética ni de soluciones alternativas a las convencionales...

El arquetipo Apolo se ve reflejado con precisión de relojero en el CABALLERO DE OROS.

¿Y si rechaza de esa forma el conflicto es que abraza el Amor y sus variantes?… ¡No!

Homero nos da pistas para desentrañar al personaje Apolo.

Desde el principio Apolo describe su misión en la vida del siguiente modo: << revelaré a la humanidad la voluntad exacta de Zeus >>. Éste es el hijo de su padre, que crecerá en la complacencia de la aprobación paternal: 

<< Y un brillo se proyecta sobre él, el resplandor de sus pies y su túnica delicadamente tejida. Y exultantes en sus grandes corazones, Leto, con su cabello dorado, y el sabio Zeus, miran a su querido hijo jugando con los dioses inmortales >>.

Ese Hijo Primogénito en el que Mamá y Papá depositan todas sus esperanzas de triunfo y éxito mundano, ese muchacho que es buen amiguete del que no se oye hablar si no es para bien o para escuchar sus hazañas y lo bueno que es como hijo de su padre, ese chico casi obligado a ganar o a ser el mejor... La adolescencia no es un período de confusión, de rebeldía contra la autoridad, ni de misticismo, ni sexual ni de preocupación interna para la mayoría de los apolos, al menos según pueden percibirlo los demás.

Los hombres Apolo suelen llevarse bien con otros hombres. Buscan y valoran las relaciones con hombres mayores que tengan autoridad y a menudo tienen mentores que les ayudan a avanzar en sus carreras. Las relaciones de toma y daca son sus favoritas. Saben negociar y cumplir con lo prometido.

Pero ¿hasta qué punto sus padres necesitan que él destaque? ¿Soy amado por mí mismo o porque soy el médico que mi padre querían que fuera? ¿Me querrían igual si viniera disfrazado de lumpen proletario o de esclavo, con un disfraz que indica claramente a qué Gran Señor sirvo? ¿Me deja destrozado perder? Si es así, es que se toma la duda o el reto de una forma muy personal, quizá se está dejando llevar por las emociones... oh, horror, ¡emociones!... aunque normalmente ocultará que se siente amenazado. Obviamente este es el caldo de cultivo perfecto para que la hostilidad, la ira y la rabia se hagan fuertes y sean la personalidad dominante bajo la apariencia de cierta calma gflacial, cierta ausencia de sentido del humor y la aparición de cierto tipo de sarcasmo. En ese momento nuestro Caballerete de Oros es reemplazado por un VALET DE ESPADAS…

A veces un muchacho Apolo tiene unos padres narcisistas, que en realidad necesitan que él sea una extensión de ellos mismos, que se sienten mejor consigo mismos si él “gana” y que le exigen, ¡Honrarás a tu padre y a tu madre, aunque sean como nosotros!. Un chico así ha de aguantar una carga tremenda. Su propia voluntad de ganar le convierte en un competidor, un tipo que necesita ganar para conservar el amor de sus papás y mamás, o al menos, el de uno de los dos, lo que garantiza ataques de ansiedad que, en algunas ocasiones, pueden convertirse en ataques de pánico. Son esos que entrenan y entrenan y marcan récords mundiales en el silencio de los campos de entrenamiento, los que se preparan a conciencia, durante meses, exámenes durísimos y que cuando llega el día D., ese instante eterno en el que es Todo o Nada, fracasan: sufren vacíos mentales, terror escénico... El terror a fracasar se apropia de él y ese VALET DE ESPADAS se apodera de su espíritu...

Un Apolo no es un gran amante. No se enamora fácilmente y está tan concentrado en su objetivo, sea cual sea ese objetivo, que las mujeres bellas no le distraen ni le perturban. En su vida cotidiana, el hombre Apolo no pierde demasiado tiempo con pensamientos eróticos. No tiene la mirada pornográfica ni su imaginario invita al onanismo. El aspecto más carnal, instintivo, sexual o sensual de la vida no está en las prioridades de Apolo, no es el aspecto que tenga más desarrollado más que en un plano místico, mítico y muy asexuado. Los más iluminados entre los iluminados no tienen sexo en ningún plano de su existencia, es todo tan mental, tan espiritual...

Esporádicamente, esta sexualidad a la que tan poco tiempo dedica se puede despertar. Durante un breve período de tiempo (que algunos cifran entre 1 y 3 meses de algo a lo que llaman “enamoramiento” o “pasión juvenil” o “es el principio, luego ya sabes…”) puede ser un apasionado galán que utiliza muchos nuncas y siempres y todos y nadas, puesto que su capacidad para concentrarse en sus metas se combina con su deseo sexual. Si la mujer no ha caído en el hechizo del amor, la intensidad de sus sentimientos suele resultarle completamente ajena, puesto que es muy probable que no hayan sido precedidos de la intimidad de una comunicación profunda compartida, ni de un diálogo sensual no verbal. Quizá ella descubra que pasa mucho tiempo trabajando, que realmente es así, que prefiere trabajar a mantener la llama de la pasión encendida. Es muy probable que ella se sienta como una Dafne y huya de él, al sentirse más como un objeto que éste desea poseer que como una mujer. 

Al vivir en su cabeza más que en su cuerpo o en su imaginación, Apolo es un forastero en el reino del Amor y sus variantes. Poco sabe por experiencia propia del flujo y reflujo de la atracción sexual o de la constante necesidad de ser tocado, acariciado, masajeado, de la necesidad de comunicarse sin necesidad de palabras o con lenguaje no verbal... De modo que si consigue a la mujer que le ha gustado y luego “desaparece” como amante, tal y como hizo con Coronis, es más que probable que ella sí busque un hombre de verdad. Se arrastrará, suplicará, sí, un hombre de verdad y no un Apolo….

El dios Apolo también se enamoró de Jacinto El Joven, que le atrajo hasta el punto de abandonar Delfos para estar con él. Eran compañeros inseparables, amantes que lo compartían todo. Eran espejos el uno del otro. Ese tipo de amantes que solo se reconocen en las virtudes del otro y aman ese reflejo maravilloso que devuelve el Otrx y nada más, pero que transmiten sensación de armonía y felicidad, como si estuvieran conectados, como si se conocieran, cuando en un nivel profundo, ni se conocen ni están conectados en absoluto. Narciso también se enamoró de su propia imagen reflejada en el estanque, pero mientras Narciso no se pudo acercar a la misma y murió por ello, Apolo y Jacinto sí intercambiaron sudores y vahídos. Su relación termina cuando Apolo mata accidentalmente a Jacinto en una competición. Jacinto (que puede ser Jacinta poseída por el arquetipo de Artemisa), puede ser asesinado en la competición, es decir, expulsado de la cama y de la casa, si el Apolo de turno, se creía mejor o mucho mejor que J.… el VALET DE ESPADAS se apodera del que era un noble Caballerete de Oros, e tutto e finito!

El Apolo extrovertido se encarna en el CABALLERO DE OROS. En general, aunque la mayoría de los hombres son entrenados desde su más tierna infancia, para convertirse en flamantes Apolos, hijos de Papá y mamá, pulcros y ordenados, asépticos, apegados a la costumbre y a la tradición. En las relaciones monógamas tradicionales, donde los papeles se estereotipan, Apolo puede gozar de una vida sentimental que, quizá algunos, pudiéramos tachar de aburrida, y que él considera maravillosa, más aún si en su camino vital se tropieza con una mujer cuyo espíritu esté ocupado por Deméter, las mujeres que se empoderan siendo madres… El otro perfil perfecto es Atenea, la ejecutiva…

La forma indirecta que usa para expresar sus emociones es uno de los principales problemas de un Apolo. Las personas que están cerca de un Apolo o todo lo cerca que éste les permite estar se suelen encontrar teniendo que interpretar y reinterpretar sus crípticas palabras, sus metáforas imponderables, sus retruécanos inverosímiles. Es curioso que el mismo tipo que es capaz de hablar de cualquier asunto impersonal con precisión y franqueza, por ejemplo defendiéndote en un juicio, sea el mismo que se vuelve ininteligible cuando habla de sentimientos, por ejemplo, de amor. Si no entiendes bien su significado, se aislará todavía más. Intenta sonsacarle más y se volverá más distante.

Está tan poco dispuesto a fusionarse espiritualmente con alguien como lo está a tener conflictos emocionales. Las relaciones con otras personas son duras para el Apolo. Él prefiere evaluar (o juzgar) la situación o la persona a distancia, sin saber que se ha de acercar, ser vulnerable y empático, para conocer realmente a alguien. Como hombre ha de trascender el arquetipo para ser algo más que un dios distante, para ser él mismo. Mientras tanto, como Apolo, desaparecerá en el país de los hiperbóreos, tan aterrador como Hades, más frío, más racional, más apolíneo, más fulgurante…

Apolo es también célebre por ser el Amante Rechazado más famoso del Olimpo. Casandra, Sibila, Marpesa eligió a un señor ordinario y común frente a la aparente masculinidad old-school de Apolo… La mujer que rechaza a un Apolo guapo, virtuoso y serio generalmente lo hace porque carece de las cualidades que son esenciales para ella, como profundidad e intensidad, proximidad emocional o espontaneidad sexual. A veces una mujer siente que su Apolo particular está demasiado apegado a las apariencias y a la belleza como para verla envejecer.

Pero el circunspecto y distante Caballerete de Oros se convierte en un pequeño monstruo en miniarura cuando alguien le vence en alguna de sus imaginarias competiciones contra sí mismo, cuando no es capaz de ordenar y expresar sus sentimientos de una forma inteligible, cuando es rechazado...Ese momento en el que el guapo y apuesto, inteligente y frío, chic, modernete, desdeñoso con la plebe y con el lumpen proletariado, obsesionado con su propia imagen, el invaluable Apolo por el que mueren centenares de mujeres al año, ¡qué digo al año! ¡al día!, es rechazado por una mujer porque ha descubierto que debajo de la dermis, más allá de lo visible, de lo audible y de lo tocable o saboreable, no hay nada de interés, no hay compasión, no hay empatía, no hay dolor, no hay amor… Ese momentoen el que solo se ve a un Niño de Mamá caprichoso, narcisista y tiránico o un VALET DE ESPADAS…

Si, amigxs, el Caballero de Oros, aburrido pero tenaz, solo es VALET DE ESPADAS cuando sus mieditos y sus terrorcitos aparecen, cuando de repente, pierde algo o cree que ha perdido algo y no sabe cómo hacer para recuperarlo. Apolo, en sus incursiones nocturnas, lanzaba flechas envenenadas. Homero las llama “serpientes aladas”. Carl Gustav asocia estas flechas serpentinas con palabras envenenadas, pronunciadas para herir. En general se dirigen hacia alguien a quien amó o que tenía en muy alta estima y que le ha herido, humillado o es plenamente consciente de que no cumplió algo a lo que él mismo se comprometió libremente.. El sarcasmo sin humor, la frase hiriente y capciosa, dicha solo para molestar, para provocar alguna reacción…De aquí se deduce que, el VALET DE ESPADAS no es más que un caballerete de oros con un presión excesiva para triunfar y ser...¡ejemplar!

Uno de los preceptos de Apolo, ese espantoso “controla a la mujer”, describe lo que el hombre Apolo hace a su propia “mujer interior”, lo que Carl Gustav llamó “ánima” o el arquetipo de Lo Femenino en la psique de un hombre que puede encarnarse en una Diosa. El poeta (alguien indeterminado que no recuerdo) escribió en aalgún libro del que tampoco recuerdo el título, << la mujer que más necesita ser liberada es la que reside en el interior de cada hombre. >> El ánima o la mujer interior es el aspecto femenino en gran medida inconsciente de los hombres, que para Carl Gustav era lo mismo que el reino del sentimiento y de las relaciones. El ánima está vinculada con la emotividad y capacidad de acercamiento y de receptividad, que Carl G. consideraba que estaba sin desarrollar en los hombres. O en él. Y desde luego, en los hombres Apolo...

De acuerdo con todo esto, tienen que comprender que un Caballero de Oros peca de cierta arrogancia, cierto punto de vanidad por encima de la media. Y que no ama. Así que un 2 DE COPAS (o cualquier cosa buena de copas que pudiera sucederles a los Apolos) debe ser interpretada en términos de valor subjetivo, considerando siempre al Otrx como alguien con mucho valor (2 de Copas) o muy interesante (2 de Varas). Nadie niega que tenga un arrebato pulsional desconocido y quizá provocado por que se siente libre, de turista remoto en alguna isla innombrable e ilocalizable del sur del Caribe, en compañía de personas que no solo resultan interesantísimas sino que además tienen mucho, muchísimo valor...pero no es lo común.









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