LOS TIPOS DE TAROT según Michael Dummet




La estructura de una baraja normal se corresponde con la jerarquía social del Renacimiento. Aparte de las lecturas simbólicas que se puedan hacer de los cuatro palos, el discurso es muy sencillo. En la cúspide está el rey, siguen los nobles (el caballo y la sota) y por debajo se encuentran todos los demás, ordenados a su vez de mayor a menor valor. Esta estructura, acorde con un momento histórico caracterizado por el nacimiento de las monarquías absolutas europeas, no presenta mayor problema de interpretación. En el tarot, sin embargo, se plantea otra jerarquía diferente al situar las veintidós alegorías de los triunfos por encima de los reyes y la lógica de esta estructura ya no resulta tan fácil de descifrar. El problema no es tanto entender por qué se incluyó un quinto palo formado por alegorías, lo cual se puede explicar por una evolución desde las barajas alemanas o por la pasión que despertaban los desfiles triunfales, sino la relación que se establece entre ellas.

Dicho de otra manera, en la boda de Constanzo Sforza y Camila de Aragón se sigue un esquema narrativo que conduce desde la castidad de la novia a la virilidad del novio manifestada en el torneo medieval; en la procesión de los 21 dioses que diseñó Vincenzo Borghini, los carros se ordenaban según la importancia de los dioses; en el poema Triunfos de Petrarca, el combate entre las distintas alegorías nos lleva hasta la victoria sublime de Dios. En estos casos, el esquema conceptual que subyace tras la estructura es evidente, sin embargo, en el caso del tarot el problema es mucho más complejo, pues carecemos de un guion, de un manual de instrucciones, que nos permita entender cuál era el hilo narrativo que enhebraba las 22 alegorías de los triunfos. Es más, ni siquiera estamos seguros de cuál era exactamente en su origen el orden de los triunfos.

Uno de los grandes aportes de Michael Dummett a la historia del tarot fue establecer una clasificación de las barajas históricas en función de la manera en que estaban ordenados los triunfos dejando aparte las virtudes y el Loco, que siempre se encuentra al margen de la jerarquía:

«Cuando analizamos en detalle las distintas maneras de ordenar los triunfos documentadas en las fuentes literarias o las barajas que se han conservado, nos damos cuenta que estaban bien lejos de suponer un caos absoluto. La primera impresión es la de una notable regularidad, aunque todavía resulte complicada de encontrar. Las cartas que más cambian entre un orden y otro son las tres virtudes. Si quitamos estas tres cartas y nos ceñimos a la secuencia formada por los dieciocho triunfos restantes, resulta mucho más fácil definir el patrón que subyace en los distintos órdenes».

Así, descartando las virtudes, Dummett distinguía tres grandes segmentos. En el primero, el inferior, se encuentran el Mago, siempre la carta más baja, la Emperatriz, el Emperador, la Papisa y, siempre por encima, el Papa. El segmento intermedio incluye cinco cartas, de la más baja a la más alta: el Amor, el Carro, la Rueda, el Ermitaño y el Colgado. «En todos los casos en los que el orden interno de estas cartas es distinto», señala Dummett, «la diferencia es resultado de cambiar la posición entre parejas de cartas adyacentes: el Amor y el Carro; el Carro y la Rueda; la Rueda y el Ermitaño; o el Ermitaño y el Colgado. Al menos dos virtudes, a veces las tres, se intercalan en este segmento». Por último, en el tercer segmento incluye los otros ocho triunfos: la Muerte, el Diablo, la Torre, la Estrella, la Luna, el Sol, el Juicio o Ángel y el Mundo. Con la única excepción, explica, que en ocasiones el Juicio está por encima del Mundo y, obviando la posible inserción de una de las virtudes, estos triunfos se presentan siempre en el orden indicado.


primer segmentosegundo segmentotercer segmentoaparte
Mago
Papisa
Emperatriz
Emperador
Papa
Amor
Carro
Rueda
Ermitaño
Colgado
Muerte
Diablo
Torre
Estrella
Luna
Sol
Juicio
Mundo
Justicia
Fortaleza
Templanza+ Loco


En función de estos tres segmentos estructurales, que no conceptuales, Dummett clasificó las barajas históricas en tres grandes grupos u órdenes que denominó arbitrariamente A, B y C. Estos órdenes se diferencian sobre todo por dos aspectos: dónde se insertan las virtudes y si el Mundo está por encima del Juicio o a la inversa. En el orden del tipo A, el Juicio es la carta más alta y las virtudes están agrupadas, por lo general antes o después del Amor. Este orden se localiza sobre todo por la zona de Florencia y Boloña, donde se produjo el cambio de las figuras de la corte humana por los cuatro Papas o Moros. Todo indica, además, que este orden fue el que terminó llegando a Sicilia y, quizás, a la parte meridional de la península italiana. Su mejor representante es la variante conocida como tarocchino boloñés.

En el orden del tipo B, ubicado principalmente en los territorios de Ferrara y Venecia, el Mundo es el triunfo más alto, seguido por la Justicia y el Juicio, como resultado dice Dummett de «una evidente asociación de ideas: el Ángel [el Juicio] anuncia el Juicio Universal, durante el cual se hará justicia». En este orden, las otras dos virtudes se distribuyen entre los segmentos inferiores de forma no consecutiva. «La Templanza se encuentra siempre en el sexto puesto, después del Papa, y la Fortaleza en el noveno, por encima del Amor y el Carro». Además, en este orden a veces la Papisa se pone después del Emperador y, por lo general, el Amor suele estar por encima del Carro.

La familia de Marsella se corresponde al orden del tipo C, extendido por Lombardía, Francia y casi toda Europa. Se caracteriza por situar el Mundo en la última posición y el Juicio en la penúltima. Las virtudes están distribuidas y, por lo general, la Templanza ocupa la posición más alta, sobre la Muerte y por debajo del Diablo.

Por último, añade Dummett, «la única excepción a la regla por la que todas las barajas italianas de triunfos se disponen en uno de estos tres órdenes se encuentra en el Piamonte, donde empleaban un orden mixto entre los tipos A y C, en el que las virtudes se disponen como en el orden C, pero el Juicio es siempre la carta más alta».

La clasificación de Dummett resulta muy útil para analizar la relación que mantienen entre sí las distintas barajas y, además, nos introduce en el gran enigma que envuelve el juego del tarot. Ya sigan el orden A, B o C, por la manera en que se estructuran los triunfos parece que estuvieran siguiendo un hilo narrativo coherente que nos conduce desde los asuntos terrenales hasta la Gloria celestial. Aquí se encuentra el verdadero «mensaje oculto» del tarot, que, a pesar de las fábulas esotéricas de los siglos XVIII y XIX, ni estaba oculto ni iba más allá de los parámetros culturales y religiosos del Renacimiento italiano.

Orden AOrden BOrden C
Mago
Papa / Moro
Papa / Moro
Papa / Moro
Papa / Moro
Amor
Carro
Templanza
Justicia
Fortaleza
Rueda
Ermitaño
Colgado
Muerte
Diablo
Torre
Estrella
Luna
Sol
Mundo
Juicio
+ Loco
Mago
Emperatriz
Emperador
Papisa
Papa
Templanza
Amor
Carro
Fortaleza
Rueda
Ermitaño
Colgado
Muerte
Diablo
Torre
Estrella
Luna
Sol
Juicio
Justicia
Mundo
+ Loco
Mago
Papisa
Emperatriz
Emperador
Papa
Amor
Carro
Justicia
Ermitaño
Rueda
Fortaleza
Colgado
Muerte
Templanza
Diablo
Torre
Estrella
Luna
Sol
Juicio
Mundo
+ Loco

Los tres órdenes de Dummett

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