(El Tarot de Pamela): EL CUATRO DE COPAS



Para el Cuatro de Copas, Pamela se inspira en ese formidable “Sir Lancelot en la capilla del Grial” (que solo pueden ver en los Comentarios) de Edward Burne-Jones, uno de los más destacados miembros de la Hermandad Prerrafaelita: el caballero ha perdido la virginidad, ya no es casto, y aunque encuentra el Grial, no puede agarrarlo y llevárselo. Es un pecador. Solo puede verlo a través de un velo. Pero solo se inspira en el cuadro de Burne-Jones para responer a la demanda artúrica de Arthur Edward: que se vea el sufrimiento de Lancelot porque sus sueños se convierten en inalcanzables por copular o fornicar. Da igual con quién. Pamela, a estas alturas, trabaja profesionalmente.

Samuel Liddell McGregor Mathers, en el manuscrito que después se convertiría en el “Libro T”, inspirado por las atribuciones que Eteilla hace de los arcanos menores, escribe:

<<  Exito o placer tocando a su fin. Un período estacionario de felicidad que puede que continue o no. No indica matrimonio y amor tanto como lo hacía el símbolo anterior. Es un símbolo demasiado pasivo como para representar felicidad completa y perfecta. Rapidez, persecución y caza. Adquisición mediante disputa; a veces injusticia. Hay implicados algunos impedimentos para el placer. >> 

Donde Arthur Edward ve a Lancelot o a Galahad en su literaria búsqueda del Grial, Pamela ve, leyendo el texto de Samuel Liddell, a Endymion, el pastor del que se enamoró Selene, o la Luna si lo prefieren, hermana de Helios (el Sol) y de Aurora. Pamela y Artie discuten. Lo sabemos porque hay una mención a esta discusión con su “asistente para dibujar las cartas” en los detalladísimos y aburridísimos diarios de Arthur Edward. En el primer boceto, Pamela ha dibujado una Luna enorme de la que nace la copa. Arthur la descarta. Pamela ya ha renunciado hace tiempo a hacer algo más personal, a ilustrar el que será "Libro T" de la Orden Hermética de la Aurora Dorada sin usar la imaginería visual de Moina Mathers... Arthur no ha leído Endymion, quizá ni siquiera sabe quién es...

Endymion es pastor. Un bello efebo. Duerme en los campos, con sus ovejas y otros animales semisalvajes. Tiene obsesión lunar, la busca cada noche. Selene ignora esa locura de Endymion hasta que una noche le ve dormir plácidamente. Se enamora instantáneamente. Durante decenas de noches ella le acompaña mientras duerme hasta que un día ambos se encuentran, el resplandor deslumbrante de Selene despierta a nuestro héroe rural. Es entonces Endymion el que cae fulminado bajo el rayo del amor. Selene, que tiene un contacto cercano con Zeus le pide que escuche a Endymion y le haga un favor: juventud eterna y dormir permanentemente hasta que Selena venga a despertarlo. Cincuenta hijos nacen de esas noches de amor y sexo. ¿Es amor ese estar disponible para el ser que amas y mientras tanto vivir durmiendo? ¿Toda la vida haciendo lo mismo? ¿Qué pasa en Luna Nueva? ¿Es esto felicidad? ¿La felicidad de Endymion es ser feliz durmiente y objeto sexual?... ¡Caramba con Endymion! 

John Keats publica Endymion en 1818. En 1900 se publica de nuevo con ilustraciones del formidable Edmund Dulac. Se lo regala William Butler Yeats a Pamela, con dedicatoria incluida, cuando ella cumple 30 años, febrero de 1908. Edmund no conoce a Pamela pero ella sí conoce la obra de Dulac. Otro fanático del Ukiyo-e y de las técnicas de color de los pintores del Japón. El poema de Keats arranca con los siguientes versos:

Lo bello es una dicha para siempre:

su hermosura va en aumento

y nunca se abolirá en la inanidad,

más aún nos dará un dulce cobijo

y un reposo lleno de dulces sueños,

bienestar y un suave aliento.


 

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