Del Sola Busca, Pamela se queda con la idea del trono de los Reyes y Reinas del mazo. Oswald Wirth y sus amigos nunca hicieron un mazo que incluyera Arcanos Menores, en las cartas de Eteilla las Reinas están de pie y los reyes, sentados. En los Marsella y variantes pre-Gebelin, las reinas están sentadas en tronos pequeños o en sillas de tamaño inverosímilmente pequeño. Para la Reina de Espadas, dibuja un trono, quita al personaje y a su nombre, y sube a Ellen Terry disfrazada de Hjördis, personaje central en “Vikingos en Helgeland” del noruego Henrik Ibsen, representada con éxito en el Lyceum Theatre en 1905, con decorados parcialmente dibujados por la propia Pamela en la figura de asistente de Edward Gordon Craig, el gran genio de la escenografía de principios del siglo XX.
La historia se desarrolla en la Noruega del Erik el Rojo y de las sagas groenlandesas y, es básicamente, una historia de amor, traición, lealtad, honor… Hjördis, el personaje, tiene una fuerza tan bestial que, ahora mismo, disfruta de serie propia en Netflix. Ya saben, las neoheroínas del feminismo...
La Reina de Espadas, como el propio personaje, Hjördis, está lleno de contradicciones. El cómo gestione esas contradicciones, esa lucha entre sus sentimientos y lo que es correcto, está el matiz que da brillo a una persona muy inteligente y muy locuaz, en lo mundano, y verdaderamente torpe a la hora de gestionar emociones básicas...
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