LA VIA ARQUERÍPICA DE INTERPRETACIÓN DE ARCANOS. Una breve introducción.


La conformidad que se exige a los hombres y mujeres en nuestra cultura patriarcal supone que para todos los hombres, tiene que haber una correspondencia entre el estereotipo, es decir, las expectativas de qué debe ser o cómo, y el arquetipo o patrones internos de nuestra psique. Puede ser fácil si coincide que alcanzar cierto tipo de éxito personal, por ejemplo, también está fijado en nuestro arquetipo. Pero, ¿qué pasa si el patrón arquetípico no es el que “debería ser”?.

 En esta cultura, los hombres llevamos ventaja y parecemos tener los mejores papeles. No cabe duda de que ostentamos los de más poder o mejor remunerados. Sin embargo, muchos hombres padecen depresión que enmascaran con el alcohol, el trabajo excesivo, demasiadas horas delante del televisor… y otros están amargados, resentidos, son hostiles, violentos.... 

Cuando la vida carece de sentido y ya nada nos parece nuevo, o cuando nos parece que hay algo que no funciona en nuestra forma de vida y en lo que estamos haciendo, podemos ayudarnos siendo conscientes de las discrepancias entre los arquetipos que hay en nuestro interior y nuestros roles externos. Los hombres se suelen ver atrapados entre el mundo interior de los arquetipos y los estereotipos externos. Los arquetipos son poderosas predisposiciones; investidas con la imagen y la mitología de los dioses griegos, cada uno tiene impulsos, emociones y necesidades características que dan forma a la personalidad. Cuando representas un papel que está conectado con un arquetipo activo dentro de ti, la profundidad y el sentido que ese papel tiene para ti generan energía.

Si, por ejemplo, eres como Hefesto, el artesano y el inventor, el dios de la forja, que hacía hermosas armaduras y joyería, podrás pasar muchas horas en solitario en tu taller, estudio o laboratorio totalmente absorto en lo que estás haciendo, y con ello alcanzarás los niveles más altos. Pero si eres como Hermes, el mensajero, por naturaleza serás un hombre que estará siempre en movimiento. Ya seas un viajante o un negociador internacional, te gustará lo que haces, y tu trabajo requerirá una mente flexible, especialmente cuando te encuentres, como te suele suceder, en terrenos éticos poco definidos. Si eres como uno de estos dioses y te toca realizar el trabajo contrario, tu tarea dejará de ser un placer absorbente. El trabajo es sólo una fuente de satisfacción cuando coincide con tu naturaleza y talentos arquetípicos.

Carl Gustav (Jung) introdujo el concepto de arquetipo en la psicología. Los arquetipos son patrones de existencia y de conducta, de percibir y de responder determinados internamente, preexistentes o latentes. Estos patrones se pueden describir de manera personalizada, como dioses y diosas: sus mitos son historias arquetípicas. Evocan sentimientos e imágenes y tocan temas universales y que forman parte de la herencia humana. Nos suenan a cierto en nuestra compartida experiencia humana, de modo que cuando oímos hablar de ellos por primera vez nos resultan vagamente familiares. Cuando interpretamos un mito respecto a un dios o captamos su significado, puede tener el mismo impacto de un sueño que nos aclara una situación, nuestro propio carácter o el de alguien a quien conocemos.

Los dioses como figuras arquetípicas son como cualquier cosa genérica: describen la estructura básica de esta parte de un hombre o de una mujer. Esta estructura básica está “revestida”, “encarnada” o “pormenorizada” por el hombre individual, cuya exclusividad está formada por la familia, la clase, la nacionalidad, la religión, las experiencias de la vida y el tiempo en que vive, su aspecto físico y su inteligencia. Sin embargo, todavía podemos observar que sigue cierto patrón arquetípico, al recordar a un dios en particular.

Una persona o acontecimiento puede activar o, en términos junguianos, “constelar”, una reacción arquetípica o “típica” de un dios en particular. La infidelidad provoca una serie de reacciones. ¿Qué sucede cuando un hombre descubre que su esposa le es infiel o que la mujer que él considera “suya”, tiene otro amante (aunque él esté casado y lo suyo con ella no sea más que un devaneo)? ¿Se vuelve como Zeus e intenta destruir al otro hombre o quiere destruir a la mujer, como hizo Apolo? ¿Quiere conocer los detalles, como hizo Hermes, o idea ingeniosas maneras de atrapar a la pareja in fraganti para exponerla al escarnio público, como Hefesto?


Los episodios sobre estos dioses y mitos siguen un patrón espiral: la primera curva de la espiral es conocer al dios o diosa y su mitología, aunque sea a modo de narración breve; la siguiente es el patrón arquetípico, la tercera es ver cómo el dios o el arquetipo influye en la vida de un hombre o en sus conflictos psicológicos, y la última es la que hace referencia a la carta o cartas del mazo que podrían señalar que Consultante está “poseído” por uno de estos dioses o diosas lo que le impide alcanzar cierto grado de felicidad. Sí, amigxs, los dioses arquetípicos son una carga, un lastre, un freno… 

Zeus, Poseidón y Hades fueron la primera generación de dioses masculinos del Olimpo y representan tres aspectos del arquetipo de Padre. Se dividieron el mundo entre ellos y cada uno gobernaba sobre su reino particular. Como arquetipos y metáforas, el dios y su reino se han de considerar en conjunto: Zeus y el cielo, Poseidón y el mar, Hades y el mundo subterráneo. La Tierra estaba dominada por Zeus, pero era de uso compartido. En otras palabras, el poder de la voluntad y del pensamiento se adjudica a Zeus, el reino de la emoción y del instinto a Poseidón, que con frecuencia es reprimido, despreciado y a veces separado del estado consciente y el oscuro y temido mundo de los patrones invisibles y arquetipos impersonales a Hades, que a menudo sólo se percibe en sueños.

La paternidad biológica y los arquetipos paternos no están relacionados. Por ejemplo, podemos leer sobre los tres dioses padre y no reconocer a nuestro propio padre en ninguno de ellos, porque no está allí; sin embargo puede seguir el patrón de alguno de los hijos de cada uno de esos dioses, cada uno de los cuales posee su forma característica de ser padre. 

Zeus, Poseidón y Hades tuvieron un padre distante cuya aversión hacia ellos se basaba en el miedo de que su hijo acabara ocupando su lugar, y una madre sin poder alguno, desconsolada por no poder proteger o cuidar a su hijo. Muchos de nosotros hemos tenido familias semejantes. Sin embargo, sea cual fuere la familia de la que procedamos, todos vivimos en un modelo social que lo que más valora es la adquisición de poder y favorece a los hombres que tienen éxito en alcanzar esta meta. 

¿Para qué sirve la Vía Arquetípica? Para saber, con cierta precisión en qué momento, uno de estos dioses o diosas arquetípicas se hizo cargo de nuestro espíritu, asomando desde profundidades insondables relacionadas con la Imaginación del Mundo, tomando el control de la situación y jodiéndolo todo. 

Pero también sirve para augurar la duración y calidad de los matrimonios, parejas y otras variantes poliamorosas. O para recomendar la actitud más adecuada si no queremos heridos con más o menos gravedad. 

Técnicamente, esto es un Work in Progress en donde cualquier sugerencia será bienvenida. Es decir, que no hay ningún trabajo de ninguna clase que relacione los arquetipos de Carl Gustav con los arcanos de un tarot, pero esta correspondencia ajusta mucho las lecturas sanitarias que hago. Si existen libritos que convierten a los Arcanos Mayores en arquetipos, el de Sallie Nichols, por ejemplo, o la mayoría de los “terapéuticos”. 

Los episodios sobre estos dioses y mitos siguen un patrón espiral: la primera curva de la espiral es conocer al dios o diosa a través de una breve narración que recoja lo esencial del mito; la siguiente es convertir esa historieta en un patrón arquetípico y trasladarlo al siglo XXI. La tercera es mostrar la combinación de cartas (o letras dobles) que señalan que Consultante está “poseídx”… 


 

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